viernes, 7 de diciembre de 2012

Foro sobre Actividad Minera

Respondiendo a las preguntas planteadas por UPEU Especialización

¿Hacen bien los gobiernos de turno en privilegiar la minería por encima de otras actividades económicas?
Al respecto, no se trata de considerar si hacen bien o mal los gobiernos en privilegiar la minería con respecto a las demás actividades que pueden ser tomadas como prioridad con respecto a la extracción minera, sino la salida consiste fundamentalmente en   promover una minería limpia, como ya había planteado el científico Antonio Brack, mucho antes de ser ministro de Ambiente. El Estado, a través de los sucesivos gobiernos, por política nacional, contando como instrumento la legislación vigente,   tiene la responsabilidad de garantizar que las empresas mineras concesionarias   realicen una minería responsable. Realizar una minería responsable pasa necesariamente en  invertir en la conservación del medio, con todas las previsiones del caso que ello exige. Para lograr este propósito se  tiene que consignar claramente y con carácter vinculante las condiciones de explotación al  momento de firmar el contrato de concesión. De ahí en adelante supervisar de manera efectiva sus operaciones a través de organismos creados para dicho fin. Pero lamentablemente los gobiernos se muestran displicentes  y hasta cierto punto   condescendientes con los daños irreparables que están causando las empresas mineras a la naturaleza y sus recursos, con el argumento de  atraer las inversiones privadas y con el ya trillado, casi en desuso, discurso de que hay que tratar bien a las empresas que apuestan por nuestro país en caso contario se producirá una fuga de capitales e inversiones, afectando el empleo y la generación de divisas para el fisco,  así como el canon y regalías para las regiones.
Por otro lado no sería posible renunciar por completo a esta actividad. La minería genera, según los datos de los entendidos en la materia unos 400 mil empleos y un 60 % de las divisas del país, es una actividad de enorme importancia para el desarrollo económico del país.  Entonces, estamos invitados a pronunciarnos  en favor de una minería sostenida, dando oídos sordos, pero críticos, frente a las posiciones exclusivamente ecologistas y economicistas, respectivamente.
¿Son mayores los beneficios frente a los perjuicios que deja la minería?
Por los argumentos esgrimidos en la respuesta anterior, la minería genera divisas para el fisco, canon y regalías parta las regiones. Genera  una importante oferta de empleos, sea directa como indirectamente. Sin embargo es preciso argumentar que las bondades de la minería contribuyen al crecimiento económico en su nivel macro, pero que no se traduce en desarrollo integral que beneficie a los ciudadanos de a pie, principalmente a la población vulnerable.
Los perjuicios que causa la minería al medio ambiente son obviamente irreparables a mediano plazo. Las poblaciones que viven de sus actividades tradicionales se ven perjudicadas sin duda alguna, pues los ingresos que pudieron  haberles permitido los empleos generados por la ella  se esfuman tan rápidamente y se ven obligados a retomar sus actividades de costumbre y se encuentran con la dificultad que sus tierras ya no son productivas, sus animales han perecido y su agua se ha contaminado. Es decir, si miramos desde este ángulo de observación, los beneficios de la minería son mucho menores que los perjuicios que provocan.
¿Qué opinión le merece la reacción de los pueblos frente a la minería?
Todo pueblo tiene el derecho de defender su medio y sus recursos, por que de ellos viven, de ellos han vivido sus ancestros y de ellos vivirán sus descendiente. La minería no es eterna, en algún momento dejará de operar por agotamiento de los metales y dejando una secuela muy lamentable traducida en suelos infértiles, sin vegetación, sin agua limpia, es decir, sin posibilidad de ofrecer a los pueblos a seguir desarrollándose con dignidad. Desde este punto de vista, la reacción adversa de estos pueblos a la inversión y operación minera está justificada. Por eso la única manera que los pueblos respondan positivamente a esta actividad es que el Estado no solo  promueva y facilite a diestra y siniestra las inversiones y operaciones mineras  sino que garantice que aquellas se   desarrollen  apuntando hacia una  minería limpia de la cual ya hacía referencia Antonio Brack, como resultado de sus investigaciones en el campo de la ecología.

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